Carnavales
El carnaval en España era originalmente un rito pagano, que se incorporó más tarde a las fiestas de la iglesia católica para celebrar el adiós a los excesos y para prepararse para el ayuno durante la Cuaresma.
Estas fiestas tienen un significado especial en nuestro país, ya que estuvieron prohibidas en todo el país durante la dictadura, aunque en ciertas partes de España había celebraciones clandestinas, y en otras partes se celebraban fiestas y bailes de disfraces en casas privadas. Al terminar la dictadura la celebración del carnaval volvió con todo su esplendor.
De esta forma, el carnaval suponía un momento de alegría y exaltación de los placeres terrenales, una especie de catársis colectiva ante los días venideros, caracterizados por la abstinencia y la rigorosa seriedad que debía guiar los comportamientos durante la Cuaresma. Por ello, tradicionalmente el carnaval es una fiesta alegre, colorida, caótica, una válvula de escape para las ansias y anhelos reprimidos. Y en esta coyuntura, el disfraz y las máscaras cobran carta de naturaleza: las identidades se confunden, los estratos sociales dejan de tener importancia y todo el mundo comparte la alegría de la música, el baile y la risa.
En nuestro municipio, el carnaval era tan solo una mera representación de lo que hasta ese momento se había venido haciendo, los viernes se celebraban concursos de máscaras típicas (donde no se necesitaban disfraces de ningún tipo, tan solo imaginación, ganas y algunos “trapos” que andaban por casa y a disfrutar), los sábados había algún tipo de concurso para disfraces más elaborados, pero siempre de carácter puntual e individual, y el domingo tan solo se reservaba para el tradicional Entierro de la Sardina.
Fue a mediados de los años 90, cuando en Yepes se empieza a ampliar el concepto de carnaval y se empiezan a adoptar las fórmulas que se estaban imponiendo en la época, en aquellos lugares emblemáticos donde esta fiesta es, sino una de las más importantes, la más importante en sí, se empiezan a realizar desfiles, los viernes con las máscaras más típicas y el día principal llega el sábado donde se diseña un recorrido por las principales vías hasta llegar a la plaza del Ayuntamiento, donde tiene lugar un concurso con suculentos premios. Estos desfiles del sábado estaban (y están) formados por disfraces individuales y comparsas que participando en varias categorías optaban a los diferentes premios que en cada ocasión se daban. En este sentido, podemos decir que desde que se dio este formato hoy en día.
El carnaval ha ido pasando por diferentes fases de esplendor, aunque desde hace unos años el denominador común es que se siguen manteniendo en un gran nivel y se podría decir que el concepto de fiesta está consolidado como tal. Luego las mismas comparsas y disfraces del sábado debían desfilar nuevamente el domingo antes de medio dia para volver a dar brillantez a la fiesta y donde se daban a conocer los premios del jurado, luego una vez repuesto fuerzas con la comida (y hay que comer pronto) daba comienzo en las primeras horas de la tarde al tradicional Entierro de la Sardina, cargado de la congoja y el riguroso luto por una fiesta que tocaba a su fin.
ENTIERRO DE LA SARDINA
El entierro de la sardina es una ceremonia con la que se anuncia el fin del Carnaval, que se celebra en nuestra localidad, como en diversos puntos de España.
Suelen consistir en un desfile que parodia un cortejo fúnebre y finaliza con la quema de alguna figura simbólica, generalmente representando a una sardina, Desde tiempos ancestrales, el entierro de la sardina, como manifestación pública del lamento por el fin de la época del asueto, la holgazanería y la abundancia se venía celebrando en toda la geografía española en la víspera del miércoles de Ceniza.